domingo, 11 de septiembre de 2022

Reto objetivo perverso 09 2021


El reto del club cyrano de septiembre del 2021 era este:
https://clubdeescrituracyrano.com/objetivo-perverso/
En este reto lo que pedían era que el protagonista tiene que llevar a cabo alguna acción que no quiera realizar pero que esté obligado a llevarla a cabo y que no le resulte agradable.
Para este reto quise acercarme a la novela negra con sus clichés y su parte más oscura. No he leído mucha novela negra pero dentro de mi exiguo repertorio destaco las novelas de halcón, la torre tesla y la campana nazi de los escritores Rubén Azorín Antón y Juan Vicente Azorín Antón. Estas novelas están ambientadas en un futuro cercano y tienen puntos de esoterismo muy chulo.
Yo preferí para el reto llevarlo al Pan Bendito de los años ochenta, más crudo y desalmado. Comentar que pedí ayuda de un amigo para buscar mapas históricos de la zona y poder ver cómo era en su momento. Usé esta web: https://www.ign.es/web/mapasantiguos/index.html


Aviso, es un relato oscuro y crudo, muestra lo peor de los bajos fondos de un barrio de por sí oscuro. Os dejo con el relato para que lo disfrutéis.

No hay justicia


Desde pequeño, me crié con las historias de detectives yankis con su gorro y gabardina. Por eso me hice policía; pero con el tiempo me di cuenta que las cosas son muy diferentes. Sobre todo en un barrio como Pan Bendito, en Madrid.

Pisé la chusta del ducados, acababa de empezar mi ronda nocturna y tenía que empezar por la plaza vulcano. Allí estaba Jhonny trapicheando. En ese momento pasó un fiat panda a toda pastilla.

—Ey, chaval, hoy es jueves, ¿Qué cojones haces aquí?

—Que te den, Serpico, hago lo que me da la gana, ¿te enteras? —Me hizo un corte de mangas.

—Tenemos un trato y lo sabes —Le dije con tranquilidad— Los miércoles, jueves, viernes y sábado son de Pedrito así que saca tu asqueroso culo de la calle antes de que organicéis otra pelea a navajazo limpio.

—Pedrito no está aquí así que voy a pasar mi mierda, joder.

—Sabes perfectamente que Pedrito está esperando a que te vayas… Piensa una cosa Jhonny, sería una pena que tu abuela tropezara y se rompiera, no sé, ¿una cadera? Una terrible tragedia, sin duda.

—Ni se te ocurra. Serpico, me las vas a pagar, ya lo verás. Esto no va a quedar así.

De detrás de un edificio salió Pedrito con su mariconera llena, listo para trapichear. Cuando pasaba a mi lado puse la mano.

—Pedrito, mi parte.

—Pero jefe, si aún no he empezado a pasar, no tengo pasta.

—Me da igual, ¿cuánto llevas encima?

—Solo llevo mil duros, y sabes que necesito cambio para los compradores. Te lo doy mañana.

—Dame mil calas y mañana ajustamos cuentas.

—Joder, toma. No sé si tu protección vale tanto colega. Me estás empezando a joder.

—Si quieres llamo a Jhonny y habláis de quién pasa hoy.

—No, no. Vete ya, coño, que me espantas a los clientes.

Seguí con mi rutina y llegué a la calle Besolla. Fue entonces cuando todo se complicó. La radio crepitó con su sonido metálico.

—Julián, ha habido un asesinato en tu zona —Me hice el loco, no quería saber nada— Julián, sé que me estás escuchando, mueve el culo e investiga ahora mismo ese asesinato o doy parte al jefe del departamento.

—Ahora voy, ¿Cuál es la dirección? —No quería ir por nada del mundo, y menos corriendo, pero si no iba podían despedirme.

—Ha sido en la calle Carcastillo, muy cerca del Camino viejo de Leganés. Rapidito, ¿eh?

Me encaminé a la dirección, pero de camino estaba el bar de Toño así que hice una parada para repostar y de paso cambiarle el agua al canario. Era un bar pequeño y sucio, pero el barman me conocía y hablaba poco.

—Buenas noches, Julián —Me recibió lavando un vaso de tubo— ¿lo de siempre?

—Sí, Toño, lo de siempre. Voy al baño un momento —Cuando salí del baño tenía ya servido un dyc con cyrano cola y dos hielos—. Esta noche va a ser larga, Toño.

—Y que lo digas, eres el primer cliente de la noche. Como no venga nadie en una hora tendré que cerrar. —Estaba puesta la radio y empezó a sonar pongamos que hablo de Madrid, de la Mandrágora.

Me lo bebí sin prisa, pero sabiendo que tampoco podía estar toda la noche allí sentado así que me despedí de Toño y salí a la calle. En la esquina de la calle Besolla con Carcastillo salió a saludarme Dolores, la madame de un prostíbulo de mala muerte. Incluso desde la calle se escuchaba el lamento de los viejos colchones y los somieres oxidados.

—Buenas noches, agente Julián. Arriba tengo a un par de chicas libres. Sube y disfruta un rato, tu trabajo es muy estresante. —Me guiño un ojo, yo suspiré.

—Esta noche no tengo tiempo, Dolores. Sabes que nada me gustaría más que pasar un rato con alguna de tus preciosidades, pero tendrán que esperar. —Me señalé con los pulgares. Su cara se agrió por un instante.

—Aquí tienes tu comisión, cariño. —Metió algunos billetes en el bolsillo de mi camisa— Seguimos contando con tu protección, ¿verdad? Eres nuestro caballero de brillante armadura.

—Sí, nadie os va a molestar. Pero la armadura me la he dejado en casa, está un poco oxidada. —Ella se rio de manera forzada, tapándose la boca. Era una arpía de mucho cuidado, tenía a las chicas hechas una pena, pero había que reconocer que su comisión era buena.

Trabajar en las calles me había enseñado que había zonas que era mejor no pisar y delitos que era mejor no combatir, sobre todo si podía sacar tajada. Demasiados compañeros muertos eran la prueba de ello. Sin embargo, mi yo de joven estaría muy decepcionado con mi actitud y me habría puesto de vuelta y media, pero siempre es mejor ser corrupto que un fiambre.

Cuando llegué al lugar del crimen pude ver a un grupo de policías jóvenes custodiando un cadáver, parecían nerviosos.

—Agente Ramírez, llega otra vez tarde. Pensábamos que íbamos a tener que llamar a otro agente, otra vez. —Se cruzó de brazos.

—Hay muchos delitos cada día en las calles de este barrio y este no es más que otro delito, estaba haciendo mi trabajo. —Puse mi mejor cara de póker—. ¿Qué tenemos aquí? otro fiambre, ¿alguna pista?

—Es una mujer, joven. Le han apuñalado y le han robado el bolso.

Me arrodillé junto al cuerpo y al momento me di cuenta de que era Luz. La conocía perfectamente, una de mis preferidas.

—Es Luz, trabaja para Madame Dolores.

—¿Perdón? ¿Quiere decir usted que la conoce? —El joven me miró asombrado.

—Sí, la conozco, también trabaja por las noches. ¿Algún testigo sabe algo?

—Sí, señor, han visto escapar a un hombre de mediana edad en dirección a la avenida de Abrantes.

—Mierda, va al parque sur. Voy a por él. —Me puse en pie y empecé a caminar sin mirar atrás. Encendí un ducados.

—Señor, ¿Doy una orden de busca y captura?

—¿Qué? ah, sí, lo que quieras. Yo voy a coger a ese bastardo.


Estaba seguro que el tipo quería esconderse en la oscuridad del parque, pero no se lo iba a permitir. Había matado a una de las chicas de Dolores, si quería seguir teniendo mi parte iba a tener que hacer algo, me guste o no. Además, era de las más agradables para pasar un rato y eso me jodió aún más.

Atravesé un par de descampados y una tierra de cultivo que había sido arada recientemente. Cuando llegué al parque las sombras que proyectaban los árboles, iluminados por las escasas farolas daban más miedo que Stanley Kubrick en el resplandor.

Empecé a buscar a ese cabrón y me encontré con un yonki metiéndose, sentado en un banco, pero estaba limpio, no era él. También me encontré a una pareja pasándolo bien en el césped. Seguí buscando, tenía la intuición de que no podía estar lejos.

Evité las zonas más concurridas y la zona más cercana a la carretera, busqué en las zonas más oscuras y cuando empezaba a pensar que no iba a poder localizarlo, vi a un hombre de espaldas frotándose con energía contra un árbol. ¿De verdad sería tan idiota de intentar limpiarse así? Desenfundé mi pistola y le apunté.

—Tú, no te muevas, agente de policía. —Intenté poner la voz más amenazadora posible.

El hombre se dio la vuelta despacio y vi que llevaba un traje gris muy gastado y estaba cubierto de sangre. No tuve que hacer más preguntas.

—Has matado a una prostituta y le has robado el bolso, ¿Dónde tienes el bolso? —No dejé de apuntarle en ningún momento. El tipo levantó las manos y empezó a temblar de pies a cabeza.

—Lo… Yo… Lo he tirado, he cogido el dinero y me he desecho de él.

—Querías un servicio gratis y las cosas se pusieron feas, ¿ha sido eso, cabrón? —Empezó a caminar muy despacio hacia mí— Ni un solo paso más o disparo.

—Agente, seamos razonables, no era más que una puta, nadie la va a echar…

—Se llamaba Luz, idiota —le interrumpí— y tiene dos niños pequeños que la van a echar mucho de menos. ¿Te vas a hacer cargo de ellos?

—Que le jodan a los niños, esa zorra intentó drogarme. —El tipo seguía caminando.

—No lo voy a repetir, un paso más y te disparo. —Se debió pensar que no iba a hacerlo, pero el disparo le atravesó el zapato y cayó de culo sujetándose el pie—. ¿Ahora qué va a ser de sus niños, hijo de puta?

—Jódete Serpico, te voy a denunciar, se te va a caer el pelo. Has disparado contra un civil desarmado.

En este mundo no hay más justicia que la que nosotros construimos, o eso me dijeron en la academia. Pero nadie iba a poder arreglar lo que ese hombre acababa de hacer. Le disparé en la cabeza. Se desplomó y se formó un enorme charco de sangre a su alrededor.

Entonces hui sin saber a dónde, pero tenía que escapar.


Uno de los detalle que tengo que seguir puliendo es que uso muchos el, pero. Pero a mi favor he de decir que es un recurso muy sencillo.

No sé si será fiel al género de la novela negra pero quería darle un tiento. En cualquier caso, agradezco vuestra lectura y cualquier sugerencia, os escucho.

Espero que lo hayáis disfrutado.

1 comentario:

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