domingo, 29 de enero de 2023

Reflexión: Creación de mundos.

 Como prometí vuelvo este domingo con una reflexión sobre un tema que me resulta muy interesante. Lo que llaman world building o creación de mundo y en castellano existe el término demiurgo, pero no termina de gustarme. pero antes de entrar en materia, una aclaración.

En las novelas de fantasía, es muy importante crear una ambientación interesante y singular, a menos que sea fantasía urbana, pero eso es otro tema. Los grandes escritores han creado sus mundos o universos que guardamos en la memoria, como la tierra media del señor de los anillos, Idhún, de las memorias de Idhún, el viejo mundo de Warhammer o Mundodisco. ¿Y por qué menciono estos mundos? Porque a pesar de las posibles similitudes que pueda haber entre, sobre todo, el señor de los anillos y warhammer, son inmensamente diferentes y característicos. Tienen razas, ciudades, costumbres y personajes particulares. Es necesaria una conjunción de todas esas cosas porque un error es pensar que con un mapa ya se ha creado un mundo súper original, porque hay ciudades y lugares que son únicas en ese mundo, ¿no?.

Lo que diferencia de verdad un mundo bien construido es que da el pego de que es un mundo vivo, con sus reglas propias y que se sustenta por sí solo. 

Brandon Sanderson en su Curso de escritura creativa explica que los mundos que construye son como enormes icebergs huecos, nos muestra la parte visible del mismo y nos da a entender que hay mucho más, aunque solo sea una ilusión. Pero dentro de esa ilusión es necesario tener una sociedad propia con sus reglas, puntos buenos y puntos malos, para que sea creíble.

Para dar un ejemplo, siempre me acordaré de la infame Ankh-Morpork de Mundodisco, una ciudad donde hay un sindicato de ladrones y asesinos que tienen un cupo para sus fechorías y pagan tributo por ellas. No pueden matar más de lo estipulado, y eso crea que si alguien va por la noche a ciertos barrios de la ciudad y le matan se considera suicidio y no asesinato, por haber ido a esa zona.

Suena terrible, ¿verdad? Pero es una característica que no existe en ninguna otra historia que conozca y la hace especial.

Brandon Sanderson es un especialista en creación de mundos y sistemas mágicos, pero esto último es tan complejo que prefiero tratarlo por separado. En cuanto a creación de mundos, tiene un mundo en el que llueve ceniza volcánica cada día. Tiene otro mundo en el que hay unas grandes tormentas periódicas que arrasan el mundo del este hacia el oeste y la fauna y la flora se han adaptado a ellas. Tiene un mundo con doce lunas, que dejan caer esporas y crear océanos de esporas que son navegables gracias a la licuación de las mismas. Tiene un mundo que no gira. Es un sistema de sole binarios, uno muy grande que da a la cara diurna del planeta y el otro, más pequeño, y tras una capa de partículas, da siempre a la cara nocturna. Y tiene otros mundos, muy diferenciados y característicos. Por ejemplo, en el de la ceniza suelen decir herrumbres, pero en el de la tormenta expresan Tormentas, o Tormentoso… Puede parecer un detalle menor, pero eso es lo que los hace únicos y especiales.

Insisto, un mapa con unas localizaciones vacías y una sociedad sin ningún distintivo no es crear un mundo.

Como ya dije en la reflexión sobre el género de fantasía, un libro que realmente me gusta es el que me hace soñar con su mundo, con vivir según sus reglas y en sus lugares, es el libro que tiene una identidad propia, rica y especial.

Yo estoy creando un mundo, y lo digo en gerundio porque de vez en cuando añado cosas nuevas, que no tiene una sociedad, sino muchas. Cada raza tiene su sistema de gobierno, su cultura, su religión y sus características tanto físicas como mentales. Para mí, crear mundos es proyectar el conjunto de las sociedades, culturas y razas hacia el futuro, ligándolas con el territorio en el que viven, es intentar interpretar lo que va a pasar cuando el bloque de las sociedades choquen, uniéndose o separándose y las consecuencias que eso tendrá.
Pero una de las bases más obvias y claras, que yo al menos, uso siempre, es basarme en la realidad como base y darle después un giro de tuerca. Por ejemplo, para uno de los relatos cuyo reto era escribir greenpunk (un escenario apocalíptico relacionado con la naturaleza), tomé la información sobre los micelios que están en el terreno fértil y que comunican todos los árboles y plantas en una red inmensa. El más grande conocido está en el oeste de Oregón con novecientas sesenta y cinco hectáreas, lo que equivale a mil trescientos cincuenta campos de fútbol.

Pues en base a esto, imaginé que modificaban la soja y ésta, acababa comiéndose los micelios del mundo dejando el mundo reseco e infértil por lo que la sociedad construía unos barcos ciudades y se lanzaban a vivir en el mar, dónde la desaparición de los micelios no afectaba.

Creo que me estoy extendiendo demasiado. Lo que quiero decir es que cuando nos presentan un mundo bien construido, con sus características únicas y sus sociedades, entonces tiene uno de los ingredientes para ser una obra maestra. No lo es todo, lógicamente, pero ayuda mucho.

Para la semana que viene voy a traer de vuelta un género que hace mucho que no traigo, el humor absurdo. El domingo que viene voy a traer un relato muy especial y al que tengo muchas ganas. Es muy meta. Pero no quiero dar más detalles.

Muchas gracias, y espero que hayáis disfrutado de mi reflexión, aunque sea un poco caótica.


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