No sé si estaréis de acuerdo con mis reflexiones o no, una vez más, no soy autoridad al respecto así que solo es mi opinión.
Aquí voy a colgar los relatos que escribo para mí y para el Club de escritura cyrano.
domingo, 28 de agosto de 2022
Reflexiones: Género de fantasía
No sé si estaréis de acuerdo con mis reflexiones o no, una vez más, no soy autoridad al respecto así que solo es mi opinión.
domingo, 21 de agosto de 2022
Poesía
Mi Sol, mi Verano
Luz de luna en las pupilas,
golpea el aire mi rostro.
En este pasaje angosto
a la luz de una cerilla
El agua cae en mi hombro,
agua que el cielo destila
Y fría se precipita
quedándome yo absorto.
Vienes y se van las nubes,
la tormenta esta cesando.
La temperatura sube.
Amanece, ya es temprano
huelo tu dulce perfume
eres mi sol, mi verano.
Lo he elegido porque habla del verano, espero que no me pille una ola de calor tan fuerte en las vacaciones. También lo he elegido porque me gusta las referencias que hago al tiempo que ha sido una constante en mí desde hace tantos años y es que siempre he relacionado el frío con cosas negativas y el calor con cosas positivas. Por lo tanto la oscuridad y la lluvia los asocio con la soledad y la tristeza y el amanecer, la salida del sol con la vida, con el renacer.
otra figura recurrente en mi poesía de la época de instituto fue la figura de la mujer como salvadora o como causante de sufrimiento pero por lo general era el centro de la narración y este es un claro ejemplo.
Prometo escribir poemas nuevos y no solo reciclar los que escribí en su momento.
Espero que hayáis disfrutado del poema.
domingo, 14 de agosto de 2022
Reto máquina infernal 12/2020
El reto del club cyrano de diciembre del 2020 era este: https://clubdeescrituracyrano.com/maquina-infernal/
El reto consistía en elegir de manera aleatoria una máquina y un problema asociado y construir el relato alrededor de esto. A mí me tocó un walkie-talkie que no funciona. No daba para mucho así que acabé tirando de humor absurdo. Estoy enamorado del humor absurdo desde que en el instituto leí "la cantante calva" de Eugène Ionesco. Iré subiendo más retos de este género, pero este es el primero que escribí para el club.
Recomendación: No busques explicación a lo que ocurre, déjate llevar y sorprender por los acontecimientos y disfruta del momento (del relato). Si intentas buscar lógica en el absurdo, ello te conducirá a la locura como el conocimiento a los personajes de las mitos de "Cthulu" de H. P. Lovecraft.
Sin más, ahí va el relato.
Un paseo por la sierra
Me llamo Garcillán y todo ocurrió el día que fui a la bola del mundo o también conocido como el alto de las guarramillas, en la sierra de Madrid, con mi buen amigo Paco. Íbamos de camino a la maliciosa. Aún era temprano y no hacía mucho calor para estar ya a mediados de junio, el día estaba soleado. Un día perfecto para un paseo y volver a casa a la hora de comer.
Nos habíamos llevado unos viejos Walkie-Talkies porque hacía mucho que no los usabamos y nos apetecía hacer el tonto con ellos. ¿Qué podía pasar en la sierra?
—Mira eso, es el ventisquero de la condesa, ahí empieza el Manzanares. —Paco señaló una hendidura seca en la cara de la montaña por donde se intuía que en algún momento había un arroyo creado por la nieve, pero que ahora estaba totalmente seco—. Tío, voy a ver si encuentro un sitio para plantar un buen majano. Voy a descomer.
—Vale tío, pero luego quiero una foto, ¿eh?
—Tío, para mí eso es guarro. —Y Paco se fue buscando un sitio tranquilo. Yo esperé un buen rato a que volviera mirando al ventisquero hasta que escuche pasos cerca.
Pero no era Paco, eran tres desconocidos con turbantes y un acento muy fuerte. Pero lo que más me asustó es que llevaban rifles de asalto y tenían cara de perro rabioso.
Yo cogí mi querido Walkie-Talkie pero no se encendía, probé a pulsar más fuerte los botones pero no hizo nada. Mierda, las pilas eran nuevas y yo sin poder pedir ayuda a nadie.
—A ver, tú, idiota, danos todo lo que tengas. —Me apuntaron con sus armas—. Danos tu cartera, tus llaves, tu ropa, tus botas y tu motocicl… oye ¿has venido en coche o en moto?
—He venido en el coche de un amigo, os lo doy todo pero por favor, no me hagáis daño. —Entonces el atracador que estaba más lejos empezó a disparar al cielo, imagino que para darme miedo, y os aseguro que lo consiguió. Hizo mucho ruido.
Tanto que entre el sonido de los disparos, y que estábamos tan concentrados los cuatro en los menesteres que nos ocupaban, es decir, el atraco a mano armada que nadie se dio cuenta que se aproximaba un oso pardo enorme y cuando los amables y armados atracadores se dieron cuenta fue demasiado tarde. El oso los tumbó con facilidad por la espalda, no estuve seguro si los dejó inconscientes o los mandó al otro barrio, pero tenía cosas más importantes en las que pensar: Por ejemplo, evitar que me hiciera lo mismo a mí y empecé a retroceder muy lentamente.
Volví a intentar pedir ayuda con mi Walkie-Talkie pero sin resultado, seguía sin encenderse…
—Osito bueno, osito majo, con ellos te vas a quedar muy lleno, ¿por qué no te vas al caraj…? —El oso se acercaba despacio pero con una determinación feroz, sus ojos me miraban con un odio que quemaba el aire a su alrededor y las huellas que dejaba parecían las del caballo de Atila, por donde pisaba no volvería a crecer la hierba.
Sentí como iba apretando con más fuerza mi Walkie-Talkie, como un amuleto de la suerte… que no funcionaba. Cuando estaba a apenas un metro de distancia de la adorable criatura, una piedra enorme cayó del cielo y le golpeó en la cabeza dejando K.O. a la pobre bestia: con el estómago vacío y con una brecha enorme en la cocorota.
Entonces miré al cielo y vi un objeto volador no identificado… o más bien un cacharro metálico no más grande que un monovolumen flotando sin explicación alguna. De repente, una luz me cegó y lo siguiente que ví fue a dos figuras de color lila con un cuerno arcoiris en la frente y algo que parecía una pantalla de televisor antiguo en la nuca. Bueno, eso y el enorme oso en el que estaba tumbado.
Los seres empezaron a gesticular y decir cosas, pero no les entendía. Me miraban y se rascaban la cabeza hasta que uno sacó una especie de sonda con una ventosa al final.
—No, mi culo no, ¿encima con ventosa? ¿Qué juegos sucios y perversos hacéis con eso? Yo no quiero, no me gustan las cincuenta sombras de Grey ese ni nada parecido. —Entonces, el que tenía el aparato me lo plantó en la frente y la ventosa lo mantuvo en su sitio a pesar de que estaba temblando de pies a cabeza.
—A ver idiota. ¿Dónde quieres que te dejemos? nosotros solo queremos el Ursus Arctos. Te hemos recogido por accidente.
—No vais a hacer experimentos científicos conmigo, ni sondas anales ni nada de eso que sale en las películas americanas, ¿verdad?
—Este tío es imbécil. —Dijo el otro ser—. Somos furtivos, solo queremos al bicho enorme y su piel.
En ese momento ví cuadros en las “paredes” de casas con pieles de osos en suelos, paredes y techos. Casas futuristas, metálicas y por algún motivo repletas de pieles de animales.
Volví a coger el Walkie-Talkie y miré a ver si estaban mal puestas las pilas, pero estaban bien. Aún así no quería encenderse. Los seres me miraban con impaciencia.
—Te hemos preguntado que dónde quieres que te dejemos, humano. —El que parecía ser el conductor miró una pantalla que tenía delante y se puso nervioso muy deprisa—. Mierda, el seprona intergaláctico, tenemos que irnos.
Noté un fuerte acelerón que casi me manda al fondo de la estúpidamente pequeña nave y yo seguía intentando pedir ayuda con mi… tesoro…
Digo mi Walkie-Talkie... Al principio parecía que estaban ganando ventaja y de alguna manera sentía que no estábamos alejando pero al final empecé a sentir sacudidas muy fuertes en el aparato y cada vez íbamos más deprisa. Primero escuché una explosión cercana y sentí que estábamos cayendo hasta que llegó el gran golpe. Durante la caída me sentí como en el parque de atracciones, pero mal… por eso de morir y tal.
Llegó a mi un golpe muy fuerte pero amortiguado por mi amigo peludo acompañado de un ruido ensordecedor y de repente bajó el telón y solo pude ver oscuridad. Mi último pensamiento fue ¿de verdad voy a morir aquí abrazado a un oso?
Cuando la consciencia volvió a mi, la luz y el ruido me abrumaron. Estaba en una habitación blanca, muy iluminada y ví a un señor mayor también vestido de blanco que me miraba. Empezó a hablar pero apenas entendía lo que me estaba diciendo.
—Por fin … Pedro… ayudarte… mejor…
—Ay Dios, ¿de verdad eres San Pedro? Te prometo que rezaba todos los días y esas cosas que hacen los cristianos. —intenté levantarme para salir corriendo—. No, aún me quedan muchas cosas que hacer, aún soy joven. —Él me sujetó por los hombros impidiendo que me moviera y entonces me puso una luz en un ojo y después en el otro. Esperó un poco y volvió a hablar. Empecé a ver máquinas en la habitación, cables y unos tubos que iban a mi brazo. Esta vez sí que pude entenderle.
—Tranquilo, no soy San Pedro, soy doctor, y me llamo Pedro. Estás en el hospital y todo va a salir bien. Te encontraron con síntomas de hipotermia en la sierra. ¿estás bien?
—Yo… sí, creo que sí… Intenté pedir ayuda con mi Walkie-Talkie pero no funcionaba, no se quería encender… no entiendo nada —Me puse a llorar, más por la confusión de no entender que había pasado. ¿Y los hombres armados, el oso, los seres espaciales lilas?
—Ya, el Walkie-Talkie… ¿y no se te ocurrió usar el teléfono móvil? La juventud de hoy en día está cada vez más atontada. Joder.
Bueno, este fue el relato. Es una serie de escenas encadenadas a mayores en un in crescendo a la locura más absoluta. Todas las ocurrencias que se me fueron viniendo a la cabeza metidas en una batidora y mezcladas.
Antes de terminar quería pedir un favor. El humor en general es muy personal y el humor absurdo más, si cabe. Por eso siempre me quedo con la duda de si estaré escribiendo un humor absurdo decente. A quién le apetezca, le agradecería que me ponga en comentarios los chistes o giros que más le ha gustado y los que menos. Me puede ayudar mucho a afinar el humor absurdo que tanto me gusta.
Espero que hayáis disfrutado del relato.
domingo, 7 de agosto de 2022
Reto sensualízate 02/2021
Al desnudo
Era la madrugada de un tórrido día de verano del año 2064.
Estaba en casa de mi amigo Antonio y esa tarde habíamos hecho una gran fiesta en su casa, mucha gente, mucha bebida y otras sustancias diversas que nos ayudaron a pasarlo en grande, a relajarnos y disfrutar de las vacaciones.
Pero no fue hasta la noche cuando alguien, no recuerdo quién, propuso hacer un strip poker que se fue alargando hasta bien entrada la madrugada. Empezamos siendo un grupo grande, pero según pasaban las horas, había compañeros de mesa que se iban sin ropa, otros se cansaban y otros se quedaban dormidos y teníamos que pedirles que se fueran de la mesa para poder seguir jugando.
Al final sólo quedábamos tres personas en la mesa, Antonio, Paula y yo, y sólo nos quedaban como prendas, la ropa interior y a Paula sólo la parte de abajo.
Hacía mucho rato que me costaba concentrarme, con la mirada cálida y profunda de Paula, con sus ojos verde aguamarina, su pelo naranja zanahoria y algunas pequitas debajo de los ojos. También podía ver su busto, no muy grande, pero sí firme y suave, con sus dos fresas silvestres… pero tenía que concentrarme en el juego si quería poder ver un poco más, si quería llegar a ver la total y maravillosa figura de Paula en su máximo esplendor y naturalidad.
—Juega de una vez antes de que te quedes dormido, coño —Antonio dio un largo sorbo de su vaso, con una larga pajita.
—Veo tu apuesta… y subo cincuenta más. —Y puse las fichas sobre la mesa.
—Debes sentirte muy afortunado, ¿eh, Adri? —Paula deslizó lentamente las fichas sobre la mesa hacia el montón central y no pude evitar mirar sus manos. Manos pequeñas pero fuertes, suaves pero recias y además llevaba las uñas pintadas de un vivo color azul claro. Volví a centrarme en sus ojos y su mirada hizo que me estremeciera a pesar del calor.
—Estamos iguales, esta mano es decisiva. —Los miré a los dos, y sentí la excitación bombeando en mi corazón.
Antonio sacó la última carta. Un as de corazones.
En ese momento pensé que se me iba a salir el corazón del pecho, tenía color. Me resultó casi poético, tenía color y además de corazones.
Mi mirada se cruzó con la de Paula y los dos nos quedamos mirando, más tiempo del que deberíamos habernos mirado. Parecía que el tiempo se había detenido, pero no lo hizo.
Por un momento me sentí en medio de un western, en un duelo al amanecer y que íbamos a desenfundar los revólveres en cualquier momento. Pero con esa mirada y el pelo cubriéndole parcial y grácilmente las orejas, sabía que no podía ser más rápido que ella.
Antonio dio dos golpes en la mesa y carraspeó. Yo miré una última vez mis corazones.
—All in, voy con todo. —Volví a mirar a Paula— No te molestes, esta noche la suerte está de mi lado.
Me pareció escuchar una risilla muy suave, pero no estaba seguro.
—¿All in, eh? lo veo. —repitió el gesto de los golpes en la mesa, y me guiñó un ojo.
—Paso, esto queda entre vosotros. —Antonio tiró las cartas sobre la mesa y se cruzó de brazos, ceñudo.
—Bueno, uno de los dos se va a quedar sin nada… encima, ha llegado el momento decisivo. —Enseñé las cartas que con las de la mesa hacía un precioso color, con los cinco corazones y el sexto, el mío desbocado, deseando ver cada centímetro, cada milímetro, cada micra de la piel de Paula.
—Cuántos corazones, no sé qué podría hacer yo con tantos corazones… —Levantó sus cartas y vi más corazones—. Yo también tengo muchos corazones, pero los míos están ordenados, cielo. Escalera de color.
El silencio que siguió a esa afirmación fue tan duro, y tan frío que me heló el pecho. Había perdido mi oportunidad. Había perdido...
—Sólo me queda una prenda, así que he perdido… —Me llevé las manos a las caderas, con intención de dejar al descubierto mi vergüenza y mi cuerpo desnudo cuando Paula se acercó.
—No, no, no… No quiero que se acabe tan pronto. ¿Y si cambiamos las reglas? —Miró a Antonio— Yo digo que quiero jugar un poco más. —En ese momento Paula pasó sus dedos por mi pecho con delicadeza.
—¿Y qué propones, Paula? yo empiezo a estar un poco cansado. —Antonio nos miró y creo que se puso un poco rojo.
—Y si… ¿dejamos que Adri pague prenda… —El silencio se alargó hasta hacerse incómodo y ella parecía disfrutar de nuestra confusión— con la mascarilla?
Antonio y yo la miramos con sorpresa y yo con un poco de miedo.
—¿La mascarilla? se… se me… me vais a ver la marca del sol de las tiras de la mascarilla… yo... —Me quedé sin palabras, una chica tan guapa... y pidiéndome que me quitara la mascarilla. Solo mis padres me veían sin mascarilla.
—¿No te bronceas la cara? Yo voy dos veces al mes al solárium, sería horrible tener que ir al médico y que me vean con la marca del sol de la mascarilla —Antonio me miraba con incredulidad.
—Yo voy una vez a la semana… uy, esto se pone aún más excitante ¿eh, Antonio? vamos a verle la marca de la mascarilla a Adri. Me estoy poniendo nerviosa. —Paula me miraba expectante, con impaciencia.
—Yo me voy retirando a dormir, chicos… al fondo tenéis una habitación para que podáis… dormir.
En ese momento me quedé a solas con Paula, no sabía qué decir, ni qué hacer… la sola idea de quedarme sin mascarilla delante de ella...
Ella se quitó la mascarilla con delicadeza y por primera vez pude ver sus labios carnosos que me sonreían y los mofletes con más de esas preciosas pecas y sonrojada como un tomate. Vi también su perfecto bronceado, sin ninguna marca de la mascarilla. Estaba preciosa.
Ella me quitó la mascarilla muy suavemente, y tiró ambas al suelo. Entonces me agarró las manos con delicadeza y tiró de mí hacia la habitación.
—Cuando un juego se acaba, es solo el principio del siguiente ¿no? —La mirada de Paula era tan intensa que pensaba que me iba a derretir. Siguió tirando de mí sin que yo pusiera ninguna resistencia.
Íbamos a la cama, pero tenía la impresión de que no íbamos a dormir demasiado aquella tórrida noche de verano del año 2064...
Bueno, este fue el relato. Empecé a escribir con el club en octubre del 2020 y aún tenía muchas faltas que me corrigieron los compañeros del club. Aún a día de hoy tengo mucho que aprender pero con ayuda voy mejorando poco a poco.
En cuanto al relato me pareció muy interesante jugar con una sociedad que ha asumido que la mascarilla es necesaria y se utiliza siempre. Es verdad, me lo guardo para el final, para dar un giro inesperado y hasta cierto punto hago un poco de trampa al no mostrarlo, pero me gustó ese punto de la historia y cómo se avergüenza más de quitarse la mascarilla que la ropa.
Relato Realidades alternativas: 1 El Teatro Real.
Otra semana más vuelvo a llegar tarde al relato. Esta vez puedo decir que lo de mil quinientas palabras se me ha ido un poco de las manos. U...
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Esta semana voy a hacer un post diferente, esta semana quiero hacer un poquito de promoción gratuita, pero antes, os voy a contar un proyect...
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Una semana más vuelvo con retraso. Según iba escribiendo el relato se me iban acumulando las dificultades al mismo tiempo que al propio Ad...
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El reto del club cyrano de abril del 2021 era este: https://clubdeescrituracyrano.com/animal/ Este reto consistía en que la voz del narrador...